Ana de Armas: del romance incómodo al guion perfecto


Ana de Armas sabe actuar. No solo frente a las cámaras, también fuera de ellas. Y en los últimos meses, parece que ha decidido reescribir su propia historia sentimental con un casting de lujo: Tom Cruise. Porque si hay algo que Hollywood domina, es el arte de la distracción.
Después de su polémico romance con Manuel Anido Cuesta —hijastro del presidente cubano Miguel Díaz-Canel y asesor del régimen—, la actriz cubana parecía estar en pausa. Las fotos en Madrid, las cenas en restaurantes de lujo junto a figuras cercanas al poder, y su silencio absoluto frente a las denuncias de represión en su país, dejaron una sombra difícil de ignorar. Pero ahora, esa sombra tiene un nuevo foco: Tom Cruise.
Desde febrero de 2025, Ana y Tom han sido vistos en Londres, Menorca, Vermont y hasta en el cumpleaños de David Beckham. Paseos en helicóptero, cenas discretas, y finalmente, la confirmación visual: tomados de la mano en Woodstock. ¿Romance real o cortina de humo?

Lo curioso es que este nuevo capítulo comenzó justo cuando los rumores sobre su relación con Anido Cuesta se intensificaban. Como si el guion exigiera un giro urgente. Como si el pasado político tuviera que ser borrado con glamour y acción. Y quién mejor que Cruise, el eterno héroe de Hollywood, para protagonizar esa escena.
Pero el vínculo con el poder cubano no se borra tan fácil. Ana ha visitado Cuba en varias ocasiones, incluso en momentos de máxima tensión política. En agosto de 2024 celebró su cumpleaños en el exclusivo restaurante El Cocinero en La Habana, rodeada de figuras del cine y la música afines al régimen, como Claudia “Muma” Alvariño —quien semanas después fue rostro del acto oficial por el 26 de julio, presidido por Raúl Castro y Ramiro Valdés. También se la ha visto en zonas restringidas del Aeropuerto José Martí, recibiendo trato preferencial y acceso que pocos ciudadanos cubanos podrían soñar.
Ni las protestas masivas del 11 de julio, ni el apagón total de octubre de 2024, ni el encarcelamiento de manifestantes han merecido una sola palabra pública de Ana. Tampoco se pronunció cuando su hermano, el fotógrafo Javier Caso, fue interrogado por la Seguridad del Estado, ni cuando inició una huelga de hambre en solidaridad con el artista Luis Manuel Otero Alcántara.
Hoy, Ana sonríe en alfombras rojas, baila en conciertos y pasea con Tom como si el pasado no existiera. Como si el amor pudiera editarse. Pero en esta película, algunos espectadores no olvidan el primer acto. Porque cuando el romance se mezcla con el poder, el silencio ya no es neutral: es parte del guion.